"Qué manera más indigna de morir": el gran problema de que te entre un 'apretón' en medio del desierto
Chema Rodríguez reconoce que llegó a temer por su vida

"Qué manera más indigna de morir": el gran problema de que te entre un 'apretón' en medio del desierto
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Madrid
Chema Rodríguez sigue desmenuzando Cuando éramos pilotos, el libro de José Antonio Ponseti en el que se recogen decenas de anécdotas de españoles que sobrevivieron al rally Paris-Dakar que se celebraba cada año en el continente africano. Así lo ha dado a conocer en el último programa de SER Aventureros, donde ha vuelto a hablar acerca de la novela y sobre cómo esta le está ayudando a desbloquear algunas de las anécdotas que ha vivido a lo largo de su vida: "Según voy avanzando en el libro, voy encontrando temas que me sugieren historias mías propias y os voy a volver a invitar a que me contéis las vuestras".
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Todo ello para, a continuación, explicar que la gran mayoría de historias que se recogen en este libro hablan sobre cómo es pasar la noche en pleno desierto: "Un hecho recurrente en estas historias que se cuentan de aquellos pilotos que participaron en el Dakar es la noche en el desierto". A pesar de que algunos crean que pasar la noche a la luz de la Luna puede ser maravilloso, más aún en un enclave de baja contaminación lumínica como es el desierto, no todo es tan idílico como parece: "La noche en el desierto no es siempre todo lo romántica que nos gustaría".
La noche estrellada del desierto
Principalmente porque, tal y como nos ha explicado el aventurero, en algunas ocasiones puedes llegar a pasarlo realmente mal: "A veces la noche no es tan idílica. Más aún si estás perdido en medio desierto y helado de frío. En esos momentos lo que deseas más que nada es que el cielo estrellado desaparezca para que llegue el calor". Algo que puede confirmar de primera mano, pues llegó a protagonizar una anécdota de lo más curiosa en la que llegó a temer por su vida.

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Una anécdota que se produce hace ya varias décadas en el Sahel africano, donde Chema Rodríguez y su equipo estaban rodando la serie Sahel: la frontera herida para Televisión Española (TVE): "Nosotros nos desplazábamos por el desierto con nuestros vehículos y, cuando caía la luz del día, montábamos nuestro campamento en una zona de matorrales". Y claro, en las tiendas de campaña no hay servicios en los que puedas responder tranquilamente a la llamada de la naturaleza: "Ya de noche, me entró un apretón. Pero claro, cuando uno está en esas circunstancias tiene que alejarte un poco del campamento y empezar a hacer sus cosillas".
"Qué manera más indigna de morir"
Cuando se alejó lo suficiente del campamento para evitar que los olores llegaran hasta las tiendas de campaña de sus compañeros, Chema Rodríguez empezó a hacer sus necesidades hasta que fue sorprendido por dos pequeñas luces: "Cuando estaba en medio de la faena empiezo a ver dos lucecitas que se acercan hasta el lugar en el que estoy. De pronto veo que las luces se acercan y me empezó a entrar un miedo...".
De hecho, el aventurero llegó a pensar que había llegado el fin para él: "Cuando veía que las luces se acercaban a mí, llegué a pensar que qué manera más indigna de morir". Sin embargo, a medida que las luces se iban haciendo más y más grandes, descubrió que no había nada de qué preocuparse: "A medida que se iba acercando descubrí que era una cabra a la que le brillaban los ojos por la noche. Cuando se acercó hasta mí, lo único que quería era alimentarse. Así que ahí estábamos ella y yo en plena lucha, pero el resto ya no lo puedo contar porque fue muy escatológico".

David Justo
(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología que aborda la vida digital desde otro punto...